Madre e hija construyeron una vivienda con materiales reciclados en Itamaracá, Pernambuco. Usaron vidrio, palets y hasta tubos de pasta de dientes. Su historia combina creatividad, conciencia ambiental y lucha por el acceso a la vivienda.
En la isla de Itamaracá, en Brasil, Edna y Maria Gabrielly Dantas construyeron una casa usando más de 8.000 botellas de vidrio recolectadas en las playas. La vivienda, de siete habitaciones, fue levantada con muros de botellas ensambladas, tabiques de palets reciclados y tejas hechas con tubos de pasta de dientes. Tardaron dos años en completarla.
La madre, educadora socioambiental, y su hija, diseñadora de moda sostenible, comenzaron la obra con pocos recursos y sin baño convencional. Además de afrontar dificultades económicas, enfrentaron prejuicios de género durante el proceso, ya que muchas veces les cuestionaban sus decisiones de construcción por ser mujeres.
Ambas decidieron encarar este proyecto como respuesta a dos realidades: la falta de acceso a la vivienda para millones de personas en Brasil y la acumulación de residuos provocada por el turismo. “La gente cree que encontramos una botella mágica con un genio, pero esto requiere técnica y visión”, concluyó Maria Gabrielly.
También existen antecedentes similares en Argentina, como la Casa de las Botellas en Quilmes, construida por Tito Ingenieri con más de un millón de envases. Su obra es hoy un museo y un ejemplo de cómo el reciclaje puede convertirse en arte y solución habitacional.







