El gobernador neuquino pidió la salida de Gutiérrez de su cargo en el directorio de YPF, argumentando que no acompaña los lineamientos de su gestión. La decisión profundiza el quiebre con su antecesor y exaliado del MPN, y marca un corte con los privilegios heredados en cargos estratégicos. El pedido llega en plena etapa de reorganización administrativa y redefinición de la estrategia energética de la provincia.

La salida de Omar Gutiérrez del directorio de YPF, solicitada por el gobernador Rolando Figueroa, marca un antes y un después en la política neuquina. Con el respaldo de una gestión que busca transparencia y coherencia, Figueroa justificó la decisión al considerar que el exmandatario no representa los valores ni los objetivos de su administración. El pedido se enmarca en una etapa de transformaciones profundas, donde se busca poner fin a las estructuras que respondían a lógicas del pasado.

Figueroa, que asumió con la promesa de cambiar la matriz política de la provincia, viene impulsando una renovación institucional que incluye la revisión de designaciones heredadas en puestos clave. El caso de Gutiérrez es especialmente simbólico: no solo fue su antecesor en la gobernación, sino también un exaliado dentro del Movimiento Popular Neuquino (MPN), partido que dominó durante décadas el poder provincial. Esta decisión profundiza el distanciamiento entre ambos dirigentes y acelera el proceso de recambio en áreas estratégicas.

El pedido de renuncia no es solo un gesto político, sino parte de una estrategia más amplia de redefinición del rol de Neuquén en el escenario energético nacional. Figueroa busca posicionar a la provincia con voz propia en la mesa de decisiones de YPF, en sintonía con un modelo que priorice la gestión activa de los recursos. Al cerrar filas con funcionarios alineados a su proyecto, el gobernador avanza en el desmantelamiento de privilegios que, durante años, fueron moneda corriente en la política neuquina.

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