El gobernador ha consolidado en Neuquén un modelo de gestión que prioriza el orden fiscal sin resignar presencia estatal. Bajo esta premisa, el Estado neuquino ha logrado recuperar el protagonismo de sus empresas públicas, impulsar obras de infraestructura con fondos propios y garantizar servicios esenciales como gas domiciliario y agua potable.

La neuquinidad, como él mismo la define, se traduce en una política de consensos que trasciende las divisiones partidarias. Figueroa articula con intendentes de todos los signos políticos, promoviendo una visión territorial que pone en el centro las necesidades concretas de cada comunidad. Esta estrategia ha permitido avanzar en obras clave, como rutas estratégicas, escuelas técnicas y hospitales, que impactan directamente en la calidad de vida de los habitantes.

Neuquén demuestra que es posible administrar con responsabilidad, sin perder el compromiso social. El modelo neuquino no solo ordena las cuentas, sino que transforma realidades, reafirmando que una buena gestión puede ser el motor del desarrollo y la equidad territorial.

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