Antes del doble femicidio en Córdoba, Pablo Laurta ya utilizaba el sitio “Varones Unidos” para construir una imagen de víctima y desacreditar a su expareja, Luna Giardina.

Los textos del portal invertían los roles de víctima y victimario. Acusaban a Luna de “falsas denuncias” y de tener un comportamiento “impulsivo y manipulador”, ignorando completamente las denuncias previas por violencia de género que ella había realizado. El sitio incluso compartía fragmentos de mensajes y publicaciones descontextualizadas para sostener ese relato.

En sus publicaciones, “Varones Unidos” aseguraba que Laurta era víctima de una “campaña de hostigamiento” y utilizaba términos como “secuestro parental” o “persecución judicial” para reforzar su discurso. De ese modo, intentaba instalar la idea de que las leyes de género eran injustas con los hombres y que él era un ejemplo de esa supuesta desigualdad.

La difusión de estos contenidos puso en evidencia cómo los espacios digitales misóginos pueden convertirse en plataformas de validación para agresores. En el caso Laurta, el uso de “Varones Unidos” sirvió como un medio de justificación previa a un crimen que terminó revelando el vínculo directo entre el odio en línea y la violencia machista en la realidad.

INFORMATE