Mendoza dio un paso decisivo hacia la posibilidad de producir el cobre que el mundo demanda para la transición energética, un mineral clave para el desarrollo de tecnologías limpias como autos eléctricos, energías renovables y sistemas de almacenamiento. Con una planificación más moderna y un marco normativo que busca dar previsibilidad a las inversiones, la provincia se posiciona cada vez más cerca de incorporar este recurso a su matriz productiva.

El Gobierno mendocino sostiene que el cobre representa una oportunidad histórica para diversificar la economía, generar empleo de calidad y atraer capitales internacionales. Las señales de orden institucional, estabilidad fiscal y apertura al desarrollo minero responsable han despertado interés en empresas que ven en Mendoza un territorio con alto potencial geológico y condiciones favorables para proyectos de gran escala.

A su vez, la transición energética global está acelerando la demanda de minerales estratégicos. En este escenario, Mendoza trabaja para consolidarse como un actor relevante, impulsando regulaciones modernas y procesos de evaluación ambiental más sólidos. El objetivo es avanzar sin dejar de lado la protección de los recursos naturales, con estándares que aseguren un equilibrio entre desarrollo económico y sostenibilidad.

Si la provincia logra concretar estos avances, podrá integrarse a una cadena de valor mundial que necesita cada vez más cobre para enfrentar los desafíos climáticos del siglo XXI. De esta manera, Mendoza no solo diversifica su economía, sino que también se coloca en una posición clave dentro del mapa energético global, alineándose con las tendencias que marcarán el futuro de la producción y la innovación tecnológica.

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