Especialistas señalan que, por el aumento de la expectativa de vida, las mujeres transitan décadas después de la menopausia. Los síntomas y su intensidad varían según factores biológicos y de estilo de vida.
La menopausia se define como la ausencia definitiva de menstruación durante 12 meses consecutivos y se manifiesta de manera distinta en cada mujer. La genética, la alimentación, el nivel de actividad física, el contexto emocional y el acompañamiento social influyen de forma directa en cómo se atraviesa esta etapa, que durante años fue un tema silenciado.
Con el aumento de la longevidad, hoy muchas mujeres viven un tercio o incluso la mitad de su vida luego de la menopausia. Esto modificó la mirada médica y social: ya no se trata solo de tolerar los síntomas, sino de mejorar la calidad de vida. Sofocos, alteraciones del sueño, cambios anímicos, cansancio, disminución del deseo sexual y sequedad vaginal son algunos de los síntomas más frecuentes, siendo los sofocos el principal motivo de consulta.
Desde la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo destacan que la transición a la menopausia es una oportunidad para reforzar el cuidado integral de la salud. Un abordaje que incluya hábitos saludables, actividad física, alimentación adecuada y tratamientos médicos personalizados —como terapias hormonales o tratamientos locales— permite aliviar los síntomas y acompañar a las mujeres en esta etapa con bienestar y mayor plenitud.







